Era una noche de invierno,un 17 de noviembre y aunque el frío helaba sus manos. La lluvía había humedecido todas sus ropas, y sin embargo continuaban caminando por la calle, cada uno sosteniendo la mirada hacia abajo, pero compartiendo sin saber, el mismo deseo. Ninguno lo dudó. Simultaneamente ambos frenaron, se miraron a los ojos y comprendieron. Pero era demasiado tarde.. sus labios ya habían conocido el sentido del tacto, concluyendo aquel momento perfecto.
1 comentario:
Me FLIPA todo lo que escribes, el sentimiento que le pones, no sé como he dao contigo, a sigo pura casualidad y menudo descubrimiento, me alegra el haber llegado hasta aquí ^^
Saludos !!
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